Cine, cuna de soñadores

Bienvenidos cinéfilos, apasionados y soñadores a este modesto blog.
Espero que, al menos, les haga tener más sed de cine.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

10.000 Kg (Kagadas)

10.000 Km, tal como yo la veo, es una bella historia de amor, sencilla y realista, por qué no, entre dos personas que parecen felices juntas y que resulta irse estrepitosamente a la mierda debido a un cúmulo de cagadas por parte del chico en cuestión. Vale, ella se va a la otra punta del mundo. Vale, parece estar pasándoselo genial mientras él se revuelca en su propia pena y soledad, voluntaria por otra parte. Que sí, que es él al que le toca la espera y que es todo un año a través de una estúpida e inerte superficie cuadrada de ordenador. Pero qué quieres que te diga, no se pueden cometer más estupideces ni meter más la pata que este modernito al que no le falta detalle, y todo por lo que a mí me parecía simple y llana inseguridad.

- Ella: cariño, te quiero y quiero que vivamos los dos juntos en Los Ángeles, porque yo he conseguido poner un pie aquí y solo tendrías que cogerte un avión y empezaríamos una vida en común en un lugar excitante y nuevo, lleno de oportunidades para los dos.
-Él: paso, soy un cagado y me jode que a mí me esté yendo como el culo en mi vida profesional mientras tú, con tu arte, le estás encantando a gente importante de los EE.UU. Prefiero quedarme aquí, solo y amargado y hacerte sentir culpable por un abandono que no existe.

Lo sé, "algo" imparcial pero es que el chico me parece un capullo desde el principio de la película.

Por otra parte, si lo que el director Carlos Marqués-Marcet buscaba era hacer una pastel hipster, tengo que reconocer que no se le olvidó ni un ingrediente para hacerla: 
1- Chico delgadito, ropa estrecha y cuidadosamente desaliñada al igual que su tupé, las gafas de pasta y el elemento más inconfundible de todos, la barba (no comment). 
2- Chica también delgadita, no excesivamente guapa pero con algo especial en le rostro, pelín andrógina, bilingüe, fotógrafa de imágenes muy simples de exteriores urbanos, y algún que otro modelito que canta a segunda mano de cierto caché. 
3- Barcelona.
4- Los Ángeles.
5- Un buldog francés llamado Paco.
6- Un uquelele de fondo, banda sonora de su historia juntos.

No digo que no merezca la pena verla.
10.000 Km. 10.000 cagadas.


lunes, 3 de febrero de 2014

El azul es el color que más duele

El azul es el color más cálido, según la que se ha inventado toda esta sencilla y maravillosa historia, Julie Maroh. Queda claro el juego de ideas con esa afirmación. El azul pertenece a la gama de los llamados colores fríos, de hecho, creo que es el más representativo. Pero en este caso, es el color del pelo de Emma y Emma es la que llena de cálidos besos a Adèle.
Tengo que decir, antes que nada, que esta película contiene una de las escenas más tristes que yo haya visto. Todos los que hayan ido a ver "La vie d'Adèle" sabrán a cuál me refiero. 
Asusta lo fácilmente que puede arruinarse una historia de amor sincera, natural y apasionada. Una pizca de egoísmo, un poco de incertidumbre, puñados de inseguridad et voilá, nunca jamás volverá a ser lo mismo. Debo quedarme con el llanto desesperado de Adèle y su melancólica expresión de incredulidad al ser increpada con dureza por su Emma. La dolida Emma. Pobrecitas las dos. Qué fácil es hacer daño. 

Un amor tan prometedor, tan bonito, tan infrecuente, aunque expuesto, como todos, a los peligros de la rutina, de las miserias personales de cada uno y a las peores frustraciones. Ayer vi este regalo para los sentidos que Abdellatif Kechiche nos ha hecho a los demás y desde entonces, no me siento la misma. Por saber que existe una criatura tan inintencionadamente encandiladora como Adèle sobre el mismo planeta en el que yo vivo; por ayudarme a comprender un poco mejor la manera de amarse de dos mujeres así como a olvidarme de ciertas etiquetas que no hacen justicia sino todo lo contrario; y por sacudirme por dentro como lo ha hecho. 
El azul es el color más frío aunque puede ser el más cálido. Pero, sin duda, es en este momento, el que más duele.

-La vie d'Adèle. Chapitre 1 & 2. Abdellatif Kechiche-