Cine, cuna de soñadores
Bienvenidos cinéfilos, apasionados y soñadores a este modesto blog.
Espero que, al menos, les haga tener más sed de cine.
domingo, 19 de junio de 2011
Eterno resplandor de la mente inmaculada
Podría ver esta película un millón de veces. Este alentador homenaje a la torpeza y la grandeza de la condición humana. Nada importa con tal de amar, eso es lo que nos mueve, lo que nos hace caminar por la vida ilusionados, expectantes, apasionados por cada cosa que hacemos. No importa si sabemos de antemano que acabaremos por aborrecernos, nos caeremos mal incluso, nos molestará cada ínfima cosa que viene del otro, hasta el respirar. Eso es muy duro, es algo horrible. Sin embargo, nada de eso tiene importancia si existe la más mínima posibilidad de amar y ser amado, lo anterior se reduce a estupideces. Y no lo son, son gigantes monstruosos que nos convertirán en personas amargadas, malhumoradas e hirientes, siempre con el hacha a punto. Pero más gigante es el roce de unos dedos siguiendo la línea de tu espalda.
Es muy curioso el amor. Tan grande, arrollador, sobrecogedor, emocionante, que nos hace comportarnos como idiotas porque eclipsa nuestra capacidad de razonar, anulándola o nublándola transitoriamente. Pero tiene una fecha de caducidad, eso seguro y entre Kaufman y Gondry nos lo explican perfectamente y con mucho amor. Nos hacen pasar por todas las fases de una relación de la mano de Jim Carrey y Kate Winslet, la emoción que trae el comienzo porque todo es interesante, divertido, apasionante. Luego llega la confianza, el apoyo, el conocimiento mutuo, la seguridad. Y después, todos estos elementos se vuelven en contra. Conoces tanto a esa persona que sabes exactamente cómo reaccionará según qué ocasión o incidente, lo que dirá o callará, lo que pensará. Y eso te mata porque se torna aburrido, insoportable, ya nada te sorprende, nada se sale de lo común. El torbellino de la pasión, el nadar en el pensamiento de alguien que te encanta, el descubrir todos los días algo nuevo de esa personalidad, que te haga sentir como la genuina reina de los mares...todo eso pasa. Es doloroso pero supongo que es la manera en la que fuimos creados. ¿Para qué? Puede que para que no nos limitemos a dejar nuestra huella en una sola persona y viceversa, para que nos contagiemos y aprendamos de varias relaciones.En realidad, no lo sé.
Alguien me dijo no hace mucho que el amor eterno es imposible y el matrimonio, si lo pensamos bien, algo anti natura, cosa con la que estoy totalmente de acuerdo, aunque el razonamiento de esta idea me dejó varios días dándole vueltas a la cabeza. Me dijo algo como que el ser humano tiene su parte animal latente y que, aunque seamos civilizados, lógicos, etc., ese lado animal es una parte intrínseca y muy podersosa dentro de nosostros. Continuaba explicando que en el reino animal, la hembra elige al más fuerte, al que le inspira más fuerza y seguridad y entonces se exhibe ante él. A continuación, este la corteja, la monta, la preña y poco después se retira para repetir esto mismo con otras hembras. La finalidad, regenerar el mundo, algo absolutamente necesario. La hembra obtiene lo que buscaba, el hijo; el macho, también, el placer y la sensación de poder.
Pues por muy horrible que suene, y aunque me niegue a aceptar la extrapolación del caso animal al nuestro, tengo que admitir que tiene parte de razón. El ser humano no está hecho para vivir en pareja toda la vida, es algo totalmente anti natural. Pero claro, el mundo debe sobrevivir y la única manera de que esto pase es trayéndole hijos y para ello nos tenemos que juntar los machos y las hembras.
Es muy complicado. Los animales son mucho más simples, aunque no es justo que sea la hembra quien deba sacrificar su vida para criar a los hijos mientras el macho está por ahí preñando leonas como loco.
¿Y qué pasa si una hembra no siente la necesidad o las ganas de ser madre? ¿Qué pasa cuando prefiere aprovechar y vivir cada instante de su vida para ella misma; si no quiere emplear su existencia en legar a su criatura todo lo mejor que hay en ella, sino que prefiere seguir experimentando y enriqueciendo ese legado? ¿Es esto anti natura también? ¿Por qué nos hicieron libres si íbamos a tener la responsabilidad de regenerar nuestra raza?
Creo que he perdido el norte, volvamos a la película.
Lo que quiero decir con esta retahila existencial es que el ser humano aun a sabiendas de que hay una piedra en el camino con la que ya ha tropezado antes, volverá a ignorarla y se volverá a caer. Parece que esté diciendo que es estúpido pero nada más lejos de la realidad. Somos inteligencia pero también somos pasión y si antes de tropezar con esa piedra el camino nos depara sensaciones, alegrías, sentimientos y sorpresas no nos importará caernos una y mil veces. Porque de eso se trata el estar vivo, de sentirnos como tal.
Bendita unión de genios la de Charlie Kaufman y Michael Gondry, inmenso imaginario el vuestro. Por su parte, Gondry, siempre materializando sueños y pensamientos en imágenes. Qué maravillosa manera de dibujar el cerebro humano; los recuerdos, los miedos, las humillaciones. Joel quiso borrar a Clementine, porque ella lo hizo primero, porque sufría inmensamente y su huella no le dejaba respirar. Porque un corazón roto, la piedra en el camino, duele tanto que nos hace perdernos sin saber hacia donde ir y dejándonos sin hogar, ya que la otra persona se convierte en eso mismo.
El vacío se iba abriendo paso dentro de su mente, arrancándole a Clementine de cada rincón, porque ella estaba en todas partes. Él parecía no saber muy bien a lo que se enfrentaba porque, casi desde el primer momento en que empezó a perderla se arrepintió. Pidió, gritó y rogó conservar aquellos recuerdos, que pararan el proceso.
Todo esto lo acuerdan Michael Gondry, Charlie Kaufman y Pierre Bismuth en el guión para darles en la cara a todos aquellos que un día desearon poder erradicar a alguien de la memoria cuando el amor se esfuma y deja paso al dolor, y así poder ahorrarnos el sufrimiento. Pero no es posible y nos muestran que, aunque lo fuera, no querríamos borrar todo lo bueno que vivimos, los recuerdos más preciados de momentos únicos e íntimos, compartidos de la misma manera, lugar y hora con la otra persona. Joel se echó atrás de inmediato y ella, su más fiel compinche, le dio la idea de que la escondiera en recuerdos a los que no pertenecía. Aquellos técnicos de pacotilla seguían un mapa creado a partir de los objetos que le recordaban a ella, de la actividad que Joel experimentaba en su cerebro al verlos. Así que había que salirse de aquel mapa si no quería que la encontraran, y llevarla a rincones de su memoria ajenos a ella. Gracias a esto nos damos un paseo por la mente de un tío normal, más bien simplón a simple vista, tímido y huidizo, pero que guarda dentro de sí un mundo rebosante de sensaciones y recuerdos agradables, o como hubiera dicho él mismo, "nice". Sin darnos cuenta nos identificamos con él e incluso lo envidiamos por tener la suerte de poder sentirse de nuevo como un bebé al que su madre baña con tanto cuidado o volver a ser capaz de encontrar inmensamente divertido el saltar sobre los charcos y beber de la lluvia mirando al cielo. Es un saco lleno de sensaciones esta película, que se vuelca sobre nosotros para dejarnos con la impresión de haber tenido cien vidas, una por cada vez que hemos madurado un poquito más.
"Llévame a tu humillación" le dice Clementine notando que la encontraban, que se acercaban cada vez más, porque son recuerdos que enterramos profundamente en un intento de hacerlos desaparecer. Allí estaría segura del vacío que la acechaba. Clementine le habla, le dirige, le consuela, le anima, pero es la Clementine que vive en su mente, en sus recuerdos, una nueva y diferente que él extrajo de la real.
Qué manera tan ingeniosa de representar la mente humana, llena de frustraciones, impresones agradables, callejones sin salida, vaivenes, onirismos e incongruencias. Porque dentro de nuestra mente puede pasar de todo, cualquier cosa es posible. Esto que se lo digan al director. Nuestra imaginación no tiene límites y por eso, llovía sobre Joel estando en su salón o el coche se le llenaba de arena tras pasar por la playa en uno de sus recuerdos; o se veía atrapado en una calle viciada que no tenía salida mientras perseguía a la disparatada mandarina. Esa escena agobia muchísimo.
Para completar la historia nos presentan a varios personajes más, con papeles muy secundarios a la vez que imprescindibles. Ellos terminarán de formar este entramado de recuerdos, errores, aciertos, pero sobre todo, de intentos y nos dejarán claro entre todos que:
1. El amor no es para siempre, de hecho, no dura mucho. Pero es algo inmenso y nos encanta.
2. Lo anterior nos hará sufrir mucho.
3. Lo anterior no nos importa con tal de experimentar lo primero una vez más.
De nada servía borrar los recuerdos de una historia de amor porque no significaba que se pueda eliminar también la manera de amar de una persona o por quién se sentirá atraida una y mil veces por mucho que se borre una aventura ya acontecida.
Ahora, hay que admitir algo. La idea de tener una nueva oportunidad para empezar de cero resulta emocionante. Y si algo bueno tenía ese estúpido casco lleno de cables pensado para borrar recuerdos, era su capacidad de eliminar las aprensiones, rechazos, frustraciones y odios creados irremediablemente hacia la otra persona. Eso dejaba el lienzo en blanco para empezar a pintarlo desde el principio, algo genial.
Se volvieron a ver, se volvieron a gustar, se volvieron a acercar. Luego se percataron de que llegarían a ser infelices juntos, de que se dirían las palabras más crueles y aun así, se necesitaban y un unísono "vale" les bastó para empezar.
-Olvídate de mí. Michel Gondry-
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